El parlamento británico debatió esta semana imponer sanciones al régimen comunista chino por la situación de los uigures. La iniciativa se enmarca en una serie de alianzas y pronunciamientos a nivel global que se posicionan acerca de la violación a los derechos humanos que ocurren en China.
De acuerdo a Bitter Winter, una petición que obtuvo el apoyo internacional de casi 150.000 firmas precipitó la sesión, a la que asistieron miembros de todos los partidos políticos y de todos los rincones de las Islas Británicas, que “hablaron con vehemencia y persuasión de la necesidad de actuar contra Beijing”.
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Según el sitio especializado en libertad religiosa en China, los debates y el ímpetu de los mismos en relación a las atrocidades cometidas por el Partido Comunista chino (PCCh) contra sus ciudadanos han aumentado en cantidad e intensidad en los dos últimos años, luego de que se planteara el tema de la extracción de órganos de creyentes religiosos encarcelados en China. Desde entonces, las demandas de sanciones han aumentado.
Esto se produce luego de que Alemania, en nombre de 39 países, presentara una declaración en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU) exigiendo a Beijing que permita un “acceso sin restricciones” a la región de Xinjiang -donde se encuentra la minoría uigur-. El pedido se basó en “un número cada vez mayor de informes de graves violaciones de los derechos humanos”.
El mundo no ve al comunismo chino con “buenos ojos”
La imagen del régimen chino se ha vuelto cada vez más negativa en los últimos años y, sobre todo, se ha “desplomado” en los países desarrollados después del brote de coronavirus. Así lo demuestra un trabajo reciente de Pew Research Center.
Con sondeos realizados en 14 países, la conclusión del prestigioso think tank estadounidense no deja lugar a dudas: la opinión mayoritaria hacia Beijing es desfavorable.
En Australia, Reino Unido, Alemania, Holanda, Suecia, Estados Unidos, Corea del Sur, España y Canadá la opinión negativa hacia la dictadura comunista ha tocado su “punto más alto” desde que la consultora, una de las más importantes del mundo, comenzó a realizar esta medición hace más de una década.
En números, las opiniones negativas sobre China son realmente alarmantes. Por citar algunos ejemplos, Australia (81%), Reino Unido (74%) y Estados Unidos (73%).
Pero el rechazo al régimen chino no queda solo en Occidente sino que está presente en sus vecinos asiáticos. En los últimos 15 años la imagen negativa de Beijing trepó del 31% al 76% en Corea del Sur y del 42% a 86% en Japón.
Alianzas contra el régimen chino
En este marco es que se han formado otras alianzas internacionales en un intento de detener el avance de la influencia de Beijing en la comunidad internacional.
En septiembre, una coalición de 160 grupos de derechos humanos entregó una carta al Comité Olímpico Internacional (COI) instándole a revocar la organización de los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing. La IPAC, la Alianza Interparlamentaria sobre China (un grupo internacional multipartidario de legisladores que trabajan para reformar la forma en que los países democráticos abordan a China), encabezada por el parlamentario británico Sir Iain Duncan Smith, también está haciendo campaña para que se traslade el evento deportivo.
“El mundo debe preguntarse si China, estrangulando lentamente a todo un pueblo, tiene la capacidad moral para acoger los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022”, plantea al respecto una editorial del Washington Post. “Creemos que no”, afirma.
Ese mismo mes, más de 300 ONG instaron a la ONU a establecer un mecanismo para investigar las violaciones de los derechos humanos en China.
En una carta abierta dirigida al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, a la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, y a los estados miembros, estas organizaciones -incluidas Amnistía Internacional y Human Rights Watch- denunciaron “las violaciones masivas de los derechos humanos que comete China en Hong Kong, Tibet y Xinjiang, la supresión de informaciones en el contexto de la pandemia de covid-19, así como los ataques contra defensores de los derechos, periodistas, abogados y detractores del gobierno en todo el país”.
Por la defensa de la libertad religiosa
Uno de los temas más candentes que se le imputan al régimen comunista chino son las persecuciones religiosas. De hecho, desde que el PCCh tomó el poder por la fuerza en China en 1949, las creencias espirituales fueron uno de sus principales blancos de represión.
En lo que respecta al cristianismo, muchos creyentes chinos se niegan a acudir a las iglesias Tres Autonomías -cuyos pastores y líderes son nombrados por el PCCh- y se congregan en iglesias protestantes denominadas “iglesias domésticas”, las cuales son perseguidas por las autoridades.
Otros grupos religiosos perseguidos brutalmente en China son los ya mencionados uigures y los practicantes de Falun Dafa (también conocido como Falun Gong).
De hecho, el destacado abogado británico de derechos humanos, Sir Geoffrey Nice QC, convocó semanas atrás a formar una corte independiente en Londres que investigue si los abusos del régimen chino contra los musulmanes uigures constituyen un genocidio o crímenes de lesa humanidad.
Nice, quien anteriormente dirigió el enjuiciamiento del expresidente yugoslavo Slobodan Milosevic en la Corte Penal Internacional, presidió la Corte Independiente sobre la Sustracción Forzada de Órganos de Presos de Conciencia en China, conocida como la Corte de China. Este tribunal determinó que estaba “fuera de duda” que la sustracción forzada de órganos con fines de lucro, autorizada por el Estado, tiene lugar en China hace años y “a una escala significativa”.
La Corte de China argumentó que esos órganos proceden principalmente de creyentes encarcelados, la mayoría de los cuales son practicantes de la disciplina de la Escuela Buda llamada Falun Dafa.
El comunismo no es bienvenido
El pasado 2 de octubre, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE. UU. (USCIS, por sus siglas en inglés) publicó una guía de políticas que prohíbe ingresar al país a miembros del Partido Comunista o de cualquier otro partido totalitario.
La agencia detalló que este motivo de inadmisibilidad se aplica a los extranjeros que buscan la condición de inmigrante, así como a los extranjeros dentro de los Estados Unidos que solicitan ajustar la condición a la de un residente permanente legal.
Como el mayor Partido Comunista del mundo, se espera que los miembros del PCCh sean los más afectados por la nueva política.
Según los datos oficiales publicados por el régimen chino, el PCCh cuenta con más de 90 millones de miembros.
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En la historia contemporánea de las membresías al PCCh, hubo un quiebre a partir de noviembre de 2004 cuando se publicó en chino el libro Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista.
Desde ese momento, se lanzó en todo el territorio chino un movimiento masivo para renunciar al PCCh, llamado “Tuidang” (“Renunciar al Partido”, en chino).
De acuerdo con los datos publicados por el Centro Global Tuidang, una organización sin fines de lucro registrada en Estados Unidos en junio de 2005, casi 365 millones de chinos han renunciado al PCCh y a sus dos organizaciones asociadas, la Liga Juvenil Comunista de China y Jóvenes Pioneros de China.
A 71 años de la toma del poder por parte del PCCh, el 1° de octubre más de 150 grupos en unas 60 ciudades de todo el mundo se manifestaron en protesta por los abusos de los derechos humanos del régimen chino.
Asimismo, liderando el debate del Reino Unido en Londres, el diputado Chris Evans (Islwyn), instó a que el Reino Unido impusiera sanciones Magnitsky a los funcionarios chinos implicados en el escándalo de los uigures.
“China es innegablemente una potencia económica, pero no podemos dejar que su fuerza en la economía mundial la proteja para permitir atrocidades y violaciones de los derechos humanos”, instó Chris Evans, concluyendo que había llegado el momento de actuar, según un informe de Bitter Winter.
La Administración Trump ha sido fuertemente crítica de las violaciones a los derechos humanos en China. En una de sus últimas medidas, el gobierno estadounidense agudizó sus bloqueos a importaciones provenientes de campos de trabajo forzado del país asiático.
El secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, anunció a fines de septiembre la creación de una coalición global contra el régimen comunista chino.
“El mundo libre debe triunfar sobre esta nueva tiranía”, declaró el secretario de Estado en referencia al PCCh sosteniendo que “si el mundo libre no cambia a la China comunista, la China comunista de seguro nos cambiará a nosotros”.