Traducido del washingtonexaminer.com por Tierra Pura

Los representantes del Congreso estadounidense están considerando si los contratos de la NASA otorgados a SpaceX de Elon Musk, representan un riesgo potencial para la seguridad nacional, debido al apoyo financiero chino a Tesla Motors, la compañía de coches eléctricos también propiedad del multimillonario.

“¿Qué podría impedirles ir a Musk directamente y decir: ‘Llamaremos a su línea de crédito antes, a menos que nos den X, Y o Z’?”, dijo un ayudante republicano del Congreso que participa en las negociaciones sobre la legislación integral que rige la agencia espacial. “Y, no hay claridad real de que haya algún tipo de mecanismo que detenga eso, aparte del buen proceder de un individuo”.

La pregunta subraya la sospecha que circula por Washington y Pekín, donde los funcionarios de seguridad nacional persiguen por medios económicos una rivalidad geopolítica cada vez más intensa. La tendencia de China a robar propiedad intelectual, ha creado incertidumbre incluso en torno a los contratos del gobierno federal concedidos a empresarios estadounidenses como Musk, pionero de los vuelos espaciales del sector privado y de los coches eléctricos.

“Me preocupa que las empresas en China puedan venir a los Estados Unidos, hacer un trato beneficiosos para ellos/de “ganga”, tomar información sensible, tomar tecnologías propietarias y usarlas para enriquecer su propio programa espacial, sus propios trabajos de seguridad nacional en China”, dijo el senador de Colorado Cory Gardner, un miembro republicano del Comité de Comercio, al Washington Examiner.

Así que Gardner, que también preside el subcomité de Relaciones Exteriores para Asia Oriental, ofreció dos enmiendas que abordan ese riesgo. La primera haría que la Oficina de Responsabilidad del Gobierno revisara a los contratistas de la NASA en busca de posibles vínculos con China, mientras que la segunda aconseja a los líderes de la NASA que “tengan en cuenta” esos vínculos al adjudicar los contratos. “El nivel de preocupación que escucho de las empresas que están en Estados Unidos y que están preocupadas por esto es alarmante”, dijo Gardner.

Las enmiendas condenan el hecho de que una empresa estadounidense que trabaja con la NASA sea “apalancada” por el Partido Comunista Chino debido a la “importante ayuda financiera” de Pekín. Las propuestas de Gardner ponen de relieve no sólo a las empresas aeroespaciales que tienen una conexión directa con el dinero en efectivo vinculado a China, sino incluso a “las empresas de Estados Unidos que comparten la propiedad con los contratistas de la NASA”, un lenguaje que amplía el alcance de la revisión para garantizar que China no pueda establecer “empresas ficticias” estadounidenses para escapar del escrutinio.

Esa legislación podría poner a SpaceX en desventaja, dado que la empresa Tesla, de Musk, obtuvo en diciembre una línea de crédito por un valor aproximado de 1.400 millones de dólares de los bancos estatales chinos. No es de extrañar entonces que la United Launch Alliance, uno de los principales rivales de SpaceX para los contratos de lanzamiento de satélites y naves espaciales del gobierno federal, instara a Gardner a presentar el proyecto de ley, según fuentes del Congreso familiarizadas con el proceso.

“La motivación de esto es obviamente por interés propio porque son competidores, pero no significa que no sea una preocupación válida”, dijo el primer ayudante republicano del Congreso. “Es una especie de dinámica clásica, ¿no? Un proveedor establecido, un interés establecido, que se ve desafiado por un interés advenedizo. … Si no existiera SpaceX, a la ULA (United Launch Alliance, proveedor de servicios espaciales para el gobierno de los EE. UU.), le encantaría porque la ULA obtendría más contratos. Eso no significa que no valga la pena preguntar y responder el interrogante, sin embargo.” 

Múltiples asistentes del Congreso subrayaron que la legislación no está adaptada de manera específica para ser aplicada a las empresas de Musk. Hay “por lo menos siete empresas aeroespaciales que tienen algún elemento de inversión china que levantaría las banderas rojas, como Tencent”, dijo el ayudante republicano del Senado, refiriéndose a la empresa de medios de comunicación social que la administración del presidente Trump ha señalado en los últimos meses.

El equipo de Gardner reconoció haber recibido el aporte de la ULA. “Eso es justamente una investigación responsable”, dijo un ayudante de Gardner. “Pero decir que esto es un sello de algo que la ULA nos otorgó y que es una lucha ULA-SpaceX [revela] una falta de reconocimiento de lo que constituye el verdadero problema”.

Gardner dijo que estaba sorprendido de que la legislación, que fue aprobada por unanimidad en el comité, se volviera controvertida en las últimas semanas. “Veo estas disposiciones como una protección de sentido común de nuestros programas y tecnologías espaciales”, dijo Gardner en una entrevista reciente.

Aún así, dos fuentes del Congreso familiarizadas con el proceso legislativo dijeron que varios legisladores se preocuparon de que la propuesta original de Gardner para que la NASA “tenga en cuenta” los vínculos con China fuera demasiado vaga para que la agencia la implementara.

Los legisladores han propuesto un compromiso que establecería un proceso de autocertificación para que las empresas afirmen que ninguna entidad china es siquiera propietaria de una minoría. Las conversaciones se han estancado en cuanto a cómo hacer cumplir ese proceso. El equipo de Gardner quiere que el proyecto de ley prohíba a los infractores de los contratos de la NASA por lo menos un año, además de dar a la NASA la autoridad para extender esa prohibición hasta 10 años. La senadora de Washington Maria Cantwell, la principal demócrata del Comité de Comercio, preferiría confiar en la ley existente que castiga el engaño en estos casos – en parte porque las leyes existentes dan a la NASA la discreción de dar a las empresas un aplazamiento si es necesario.

Mientras los legisladores reflexionan sobre la mejor manera de proteger los secretos de la NASA, los debates sobre seguridad nacional han proporcionado a las grandes potencias de la industria espacial munición para sus propios enfrentamientos de pesos pesados. Musk, por ejemplo, invocó la anexión de Crimea por parte de Rusia a Ucrania para disuadir a los responsables del Senado de confiar en la ULA, dado que los cohetes de su rival utilizaban un motor de fabricación rusa.

“Vives envolviéndote en la bandera, pero a veces mueres envolviéndote en la bandera”, dijo un ejecutivo de la industria espacial. “Elon está usando su propia táctica en su contra. Y te aseguro que si Elon pudiera hallar su propio ángulo chino para usar contra la ULA, lo haría.”

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