Artículo original publicado por Epoch Times (español) AQUÍ.
La humanidad está desconcertada y preocupada por lo que acontece en el mundo, pero, de hecho, este caos, aparentemente improvisado, fue planificado hace mucho tiempo.
Un confinamiento obligatorio y masivo, sin un fin determinado, con las calles y negocios vacíos, brindan un escenario ideal para que los “revolucionarios” saqueen y destruyan todo a su paso.
Las imágenes de los disturbios violentos que acontecen hoy en día recuerdan a la Revolución Francesa, la Comuna de París, la Revolución de Octubre y la usurpación del poder por parte del Partido Comunista chino cuando gobernaba el Partido Nacionalista.
Ahora en los EE. UU., se ven acciones idénticas a las de aquellos movimientos. El común denominador es que son las típicas acciones de los izquierdistas intentando derrocar a un gobierno.
La buena noticia es que la gente de bien puede hacer virar la situación, pero primero tiene que entender cuál es el trasfondo que permitió que se llegara a este paso. Por eso, TierraPura.Org, compartirá, en series, el libro Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo, para que cada uno pueda conocer al verdadero enemigo de la humanidad y pueda posicionarse frente a ello.
Tabla de contenidos
3. El socialismo distópico del Partido Comunista Chino
a. La economía china: el control comunista no cede
b. La verdad detrás del crecimiento económico de China
c. Consecuencias del modelo económico chino
4. Los estragos del socialismo en el mundo en desarrollo
a. Europa del Este: acechada por el socialismo
b. Cómo la economía socialista ha fallado en naciones en desarrollo
5. La Teoría de la Explotación marxista: El bien y el mal invertidos
6. Odio y envidia: El origen del igualitarismo absoluto
a. Igualitarismo económico: un trampolín al comunismo
b. El comunismo utiliza a los sindicatos para afectar a las sociedades libres
7. Los ‘ideales’ comunistas: tentar al hombre para que se dirija hacia su propia destrucción
8. Moralidad, prosperidad y paz
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3. El socialismo distópico del Partido Comunista Chino
En 1978, después de que la propiedad pública y la economía planificada llevaran a China a la pobreza, el Partido Comunista Chino (PCCh) se vio obligado a implementar reformas económicas para mantener su poder. Al embarcarse en un proceso de “reforma y apertura”, el PCCh introdujo elementos del libre mercado en la sociedad china. Esto ha llevado a muchos a creer que el Partido se ha vuelto capitalista, pero esto no puede estar más alejado de la realidad.
a. La economía china: el control comunista no cede
Por su propia conveniencia, el PCCh liberalizó algunos aspectos de la economía china, como por ejemplo, permitir que haya empresas privadas. Pero los cuadros comunistas no aflojaron su control. Aunque haya empresas privadas, el PCCh nunca prometió al pueblo ningún derecho fundamental a la propiedad privada. Todos los recursos y tierras permanecen en definitiva a disposición del Partido.
Al mismo tiempo, el PCCh impone controles estrictos sobre asuntos económicos, incluyendo la planificación nacional a gran escala. El mercado es solo un medio utilizado por el Estado para estimular la producción; no es verdaderamente independiente ni tampoco hay instituciones que apoyen un libre mercado.
El modelo comunista chino es una monstruosa combinación de socialismo, estatismo y economía de mercado. No hay Estado de derecho ni un sistema claro de derechos a la propiedad. No se permite que la tasa de cambio se ajuste naturalmente. El flujo de la riqueza que entra y sale del país está controlado y las empresas internacionales que operan en el país están fuertemente restringidas. El PCCh utiliza subsidios del gobierno y devoluciones de impuestos a la exportación con el objetivo de derrotar a sus competidores con una guerra de precios. Esto ha perturbado el orden normal del comercio mundial. Es justamente por estas razones que la Organización Mundial del Comercio se rehúsa a reconocer a China como economía de mercado.
Muchos en gobiernos occidentales albergaron la ingenua esperanza de que el desarrollo económico traería liberalización política y democracia a China. Pero en cambio, con mayores medios financieros, el PCCh sometió al pueblo a formas más brutales y sofisticadas de represión. En julio de 1999, el régimen comenzó la persecución de cien millones de personas en China que practicaban la disciplina espiritual Falun Dafa (o Falun Gong). A fin de implementar la campaña a nivel nacional, el PCCh expandió y fortaleció sus fuerzas de seguridad, e invirtió dinero en sistemas avanzados de vigilancia y en ascender a cargos de alto rango a los responsables de implementar “con éxito” la persecución. Esta guerra contra los principios universales de Verdad, Benevolencia y Tolerancia continúa hasta el día de hoy. Inevitablemente, los instrumentos usados para perseguir a Falun Dafa fueron adaptados para reprimir a otros credos y a la población en general. Desde 2009, el PCCh viene gastando más de 500,000 millones de yuanes (USD 75,000 millones) por año para cubrir los costos de “mantener la estabilidad”, esto es, controlar a la población china.
b. La verdad detrás del crecimiento económico de China
Debido al rápido crecimiento del PBI de China en los últimos cuarenta años, muchos han llegado a creer en la superioridad de la economía socialista. Esto ha hecho que muchos occidentales, incluyendo las élites de círculos políticos y académicos, se maravillen ante la eficiencia del sistema totalitario.
De hecho, el modelo económico que construyó el PCCh no puede ser replicado. Por un lado, a pesar de su crecimiento económico, el sistema socialista tiene una enorme inestabilidad interna. Por el otro, el modelo del Partido solapa una abundancia de corrupción creada por su inescrupuloso sistema político. El crecimiento económico de China se debe en gran parte a los siguientes factores.
En primer lugar, la relajación de la economía estatal y de la planificación centralizada, junto con la revitalización del sector privado, han dado a la economía china un poderoso impulso productivo. El pueblo chino, cuyo potencial de trabajo fue reprimido durante décadas, demostró su deseo de salir de la pobreza y su afán de hacer negocios. Además, la enorme población china, de más de mil millones de personas, ofreció una fuente casi inagotable de mano de obra barata.
Un segundo factor fue el enorme flujo de capital y tecnología occidentales hacia China durante la época de reforma. Con la economía planificada, las vastas extensiones inutilizadas de tierra, fuerza laboral y mercados de China eran un tesoro para el cual los precios aún no estaban determinados. La combinación de inversión de capital y recursos no desarrollados encendió las llamas del crecimiento económico de China. Si no fuera por el régimen totalitario del Partido, esta llama podría haber comenzado décadas antes, y de una forma mucho más controlable y sostenible.
La escala de la inversión occidental en China es inmensa. Según cifras publicadas, la inversión directa anual desde Estados Unidos en China casi alcanzó los USD 117,000 millones en 2018, cuando en 2000 fue de USD 11,000 millones [29]. El valor total de capital extranjero que ingresó a China entre 1979 y 2015 llegó a unos USD 1.64 billones, según el Ministerio de Comercio de China. [30]
Los países occidentales dieron a la República Popular China un estatus comercial preferencial junto con un amplio acceso al mercado. En mayo de 2000, el gobierno de EE. UU. otorgó a Beijing el estatus de “Relaciones Comerciales Normales Permanentes”. El 11 de diciembre de 2001, China entró formalmente en la Organización Mundial del Comercio y se unió al mercado internacional. Como consecuencia, una enorme cantidad de riqueza de Occidente fue transferida a China, convirtiéndola en la “fábrica del mundo”.
Sin embargo, no hay que olvidar que el poderío económico de la RPC se alimentó de prácticas poco éticas: la extrema explotación de los trabajadores, el uso de talleres y trabajo forzado en campos de reclusión en todo el país, la demolición de viviendas y la reubicación forzosa de sus residentes, y demás. Con el fin de lograr un crecimiento a corto plazo, el PCCh ignoró la destrucción ambiental y los peligros para la salud pública a fin de exprimir hasta la última gota de ganancias de su tierra, gente y recursos. El Partido Comunista se aprovechó del capital, la tecnología, los mercados y el estatus comercial favorable, así como de los bajos costos de producción nacional, para amasar enormes sumas de reservas en moneda extranjera. El déficit en la balanza comercial entre Estados Unidos y China creció de USD 83,000 millones en 2000 a más de USD 345,000 millones en 2019.
Finalmente, el PCCh anuló las convenciones del comercio internacional y se aprovechó por completo de las oportunidades disponibles, sin importarle si eran o no legítimas. Adoptó la estrategia nacional de plagiar la propiedad intelectual en un intento por superar a otros países en cuanto a industria y tecnología. Esto constituye el caso más grande de robo de toda la historia. Un informe de 2017 de la Comisión sobre Robo de Propiedad Intelectual Estadounidense declaró que los productos falsificados, el software pirateado y los secretos comerciales robados por China causaron que Estados Unidos perdiera entre USD 225,000 millones y USD 600,000 millones cada año, una cifra que no incluye las pérdidas por robo de propiedad intelectual. El informe expone que en los tres años anteriores, se perdieron USD 1.2 billones debido al robo de propiedad intelectual, mayormente perpetrado por China [31]. Un informe de la Oficina del Director del Servicio Nacional de Inteligencia declaró que el 90 por ciento de los ciberataques a empresas de EE. UU. provinieron del gobierno chino e infligieron un estimado de USD 400,000 millones en daño económico total cada año. [32]
El modelo económico de la RPC utiliza la autoridad del Estado para inducir el rápido desarrollo económico mientras emplea trucos deshonestos para ser más competitivo. También ha incentivado a otros países a adoptar una intervención estatal más intensa. Estos países cometieron el grave error de idolatrar el modelo del Partido como un éxito mientras ignoran las tragedias humanas y morales que provocó.
c. Consecuencias del modelo económico chino
El modelo económico del PCCh hizo que la moral de la sociedad cayera en picada, exactamente acorde con el objetivo del espectro comunista de destruir a la humanidad. El poder económico del Partido va de la mano con la erosión de la moral mientras arrastra a las personas a un mar de indulgencia sin fondo, hacia su eventual aniquilación.
La China actual está inundada de productos falsos, comida venenosa, pornografía, drogas, apuestas y pandillas. La corrupción y el libertinaje se convirtieron en logros de los cuales enorgullecerse, mientras que la confianza social prácticamente no existe. La grieta entre ricos y pobres es cada vez más ancha y está acompañada de conflictos sociales y abuso de la justicia. Los ciudadanos hacen la vista gorda ante el sufrimiento de sus compatriotas. En la economía de poder de la RPC, los funcionarios del Partido utilizan su autoridad para acumular riqueza. La severidad de la corrupción aumenta con el rango. La malversación de miles de millones es algo normal. No hay gobierno tan corrupto ni moralmente degenerado como el régimen comunista chino.
En medio de este ambiente de corrupción, la gente hace la vista gorda al sufrimiento de sus compatriotas. En octubre de 2011, el mundo quedó estupefacto con la muerte de Yueyue, una niña de 2 años de edad de la provincia de Guangdong que fue atropellada por un camión. En vez de detenerse a ayudarla, el conductor puso reversa para volver a atropellar a Yueyue y huyó del lugar. Minutos después, otro vehículo arrolló sus piernas. Dieciocho personas pasaron por ahí y no ayudaron a Yueyue, hasta que un recolector de chatarra finalmente movió a la niña en llanto hasta un lugar seguro. La pequeña luego falleció en el hospital. Los medios de comunicación internacionales se preguntaban si China había perdido su alma. Puede ser comprensible que la gente sea reticente a ayudar a otros cuando implica un peligro para ellos, como en un robo armado, pero Yueyue no planteaba una amenaza para nadie al yacer agonizando en el asfalto.
El movimiento comunista provoca una enorme destrucción de los valores y la cultura tradicionales, y en la China comunista, los estándares morales ya han caído mucho más allá de lo que uno puede llegar a imaginarse fácilmente. La sustracción de órganos a personas vivas, personas buenas que practican la cultivación espiritual y se esfuerzan por mejorar su moral, se ha convertido en una operación industrial gestionada por el Estado. Un número desconocido de prisioneros de conciencia han sido asesinados en quirófanos, cuando sus órganos fueron removidos para obtener ganancias. Los comunistas han convertido al personal médico, que se supone debe ayudar a la gente, en asesinos. La maldad del PCCh ha llegado a todo el mundo; mediante incentivos económicos, el Partido seduce a los países que deberían defender los derechos humanos para que hagan la vista gorda ante sus crímenes.
El crecimiento económico sin moral es caótico, insostenible y desastroso. Bajo las inhumanas políticas del PCCh, el conflicto social abunda y el medio ambiente está al borde del colapso. Las consecuencias de la decadencia moral son fatales. China se hace llamar un país fuerte, pero su fuerza es un espejismo. Su prosperidad superficial, construida sobre una insensata búsqueda de riqueza, está condenada a colapsar.
Si China no puede escapar de las garras del PCCh, no tendrá un buen futuro. El espectro del comunismo no tiene intención de implementar un crecimiento sostenible y saludable, dado que su objetivo es destruir China, y con ella, al mundo.
4. Los estragos del socialismo en el mundo en desarrollo
a. Europa del Este: acechada por el socialismo
Casi treinta años después de la caída de la Unión Soviética, el comunismo continúa acechando a Europa del Este, dado que no hubo un juicio completo de los crímenes cometidos por ex regímenes comunistas.
La persistente presencia del comunismo puede observarse en varias facetas de la política y la economía de Europa del Este. Por ejemplo, Rusia y Bielorrusia conservan poderosas empresas estatales, una amplia asistencia social y políticas intervencionistas agresivas. Durante el período transitorio del comunismo, los países de Europa del Este pasaron por una crisis de lento crecimiento económico y alto desempleo. Todo esto incentivó la recaída en el comunismo y el socialismo en nuevas formas. Los partidos de izquierda se vieron reanimados con un vigor renovado, alimentándose de la nostalgia de la gente por el pasado socialista [33]. El espectro del comunismo no se desvaneció.
b. Cómo la economía socialista ha fallado en naciones en desarrollo
En las naciones en desarrollo de Latinoamérica, Asia y África, muchos países recientemente independientes declararon su lealtad al socialismo en los años 1960, con resultados desastrosos. Venezuela llegó a ser el país más rico de Latinoamérica, pero desde que el socialismo llevó a su economía al colapso, está plagada de pobreza, crimen y hambruna. Zimbabue fue el país más rico de África; hoy en día se ha hundido en una completa catástrofe, con la inflación escalando más allá de lo imaginable.
Venezuela: Cómo el socialismo llevó un país próspero a la bancarrota
Venezuela fue bendecida con considerables reservas de petróleo. En los años 1970, era el país con la economía de más rápido crecimiento en Latinoamérica y disfrutaba de la desigualdad de ingresos más baja y el PIB per cápita más alto de la región [34]. La economía relativamente libre de Venezuela atrajo a talentosos inmigrantes de Italia, Portugal y España. Junto con la protección de los derechos a la propiedad, estos factores permitieron que la economía de la nación creciera rápidamente entre las décadas del 40 y el 70. [35]
Luego de que el nuevo presidente asumiera en 1999, se embarcó en un desafortunado programa de nacionalización que finalmente sumió a la economía venezolana en un caos. El presidente declaró públicamente: “Debemos trascender el capitalismo. Pero no podemos recurrir al capitalismo de Estado, que sería la misma perversión de la Unión Soviética. Debemos reclamar el socialismo como una tesis, un proyecto y un sendero, pero un nuevo tipo de socialismo, humanista, que sitúa a los humanos y no a las máquinas o al Estado a la cabeza de todo”. [36]
Para construir el socialismo, el gobierno venezolano expropió o nacionalizó muchas empresas privadas en múltiples industrias, entre ellas el petróleo, la agricultura, las finanzas, la industria pesada, el acero, las telecomunicaciones, la energía, el transporte y las empresas turísticas. Este proceso se redobló luego de la reelección del presidente en 2007. Su gobierno expropió 1147 empresas privadas entre 2007 y 2012, con efectos catastróficos.
Empresas de industrias que supieron ser productivas fueron cerradas y reemplazadas por empresas estatales ineficientes, lo que ahuyentó a los inversores. Dado que la producción se hundió, Venezuela pasó a tener una gran dependencia en las importaciones. Sumado a una serie de intervenciones gubernamentales que incluían reservas extranjeras y controles de precios, el desastre inevitablemente golpeó al país cuando cayó el precio del petróleo. Algunos atribuyeron esta tragedia a la crisis del petróleo, pero según datos provistos por el Banco Mundial, siete países que dependían de la exportación de petróleo aún más que Venezuela tuvieron un crecimiento económico entre 2013 y 2017. [37]
La raíz del drástico fracaso de Venezuela yace en el sistema económico socialista. La política económica de Venezuela esencialmente marchó al ritmo de las diez exigencias revolucionarias que Marx propuso en El Manifiesto Comunista, comenzando con la abolición de la propiedad privada y los altos impuestos y luego pasando a tener los medios de producción y la economía centralizados [38]. Venezuela sufrió su destino económico fatal en manos del espectro comunista.
Zimbabue: De granero de África a la tierra de la hambruna
Luego de la declaración de independencia de Zimbabue en 1980, el país intentó construir un Estado socialista de acuerdo con los principios marxistas-leninistas. El primero de sus primeros ministros fue un creyente marxista y sus guerrillas, guiadas por el Pensamiento de Mao Zedong, recibieron asistencia incondicional de la RPC. A diferencia de otros países africanos que implementaron el socialismo, Zimbabue no impuso políticas de nacionalización inmediatamente.
Los infortunios económicos de Zimbabue comenzaron en el año 2000, tras el comienzo de la reforma agraria. La tierra perteneciente a campesinos blancos fue incautada y redistribuida entre los negros sin tierra y entre quienes tenían contactos políticos. Muchos no tenían experiencia en agricultura, y el resultado fue un agudo declive en la productividad agrícola. En un intento por evadir la crisis, el Banco de Reserva de Zimbabue imprimió más dinero, lo que condujo a una interminable hiperinflación. Cifras del banco central indican que en junio de 2008, la inflación anual del país alcanzó el 231 millones por ciento. Hacia mediados de noviembre de 2008, la inflación había alcanzado el pico de cerca de 80,000 millones por ciento, tras lo cual las autoridades dejaron de publicar estadísticas mensuales. [39]
En 2008, una gran hambruna azotó a Zimbabue. De las 16 millones de personas del país, 5 millones pasaron hambre. Hoy en día, la desnutrición es crónica y generalizada.
El comunismo plaga el mundo en formas que pueden ser observadas o previstas en todos los países. Los países occidentales desarrollados están comenzando a sufrir crisis. Mientras tanto, la tragedia del socialismo ya es una realidad en el mundo en desarrollo. Este es el principio: el espectro del comunismo utiliza la economía para prometer comodidad y satisfacción, y luego seduce a la gente para que caiga en la degradación moral y el abismo de la pobreza.
5. La Teoría de la Explotación marxista: El bien y el mal invertidos
Mediante un conjunto de elaboradas teorías, el marxismo engaña a la gente para que reemplace la moral tradicional con sus pseudoestándares que invierten el bien y el mal. En la visión marxista, el que una persona sea buena o mala no se basa en su moral y sus acciones, sino en su lugar en la jerarquía (inversa) de capital.
Quien pertenece a lo que los marxistas llaman la clase “capitalista” es culpable de explotar al proletariado, y como el proletariado es supuestamente la clase oprimida y explotada, sus miembros tienen naturalmente una supremacía moral. No importa cómo traten a los empresarios, a los propietarios y a los ricos, pueden mantener la cabeza alta. El marxismo convirtió la posesión de una propiedad en un crimen y abogó por la expropiación violenta.
Marx dijo que solo el trabajo crea valor. Si el dueño de una empresa invierte 10 millones de dólares en una compañía en un año, y los ingresos de ese año son 11 millones de dólares, en la opinión de Marx, este millón de dólares de ganancia es “plusvalía” creada por los empleados pero expropiada injustamente por el dueño “capitalista” de la empresa. Así, Marx afirmó que la explotación era el secreto de los capitalistas para hacer dinero y, por lo tanto, el “pecado original” de la burguesía. Marx llegó a la conclusión de que para eliminar este pecado había que destruir a toda la sociedad capitalista, es decir, eliminar a la burguesía y confiscar sus bienes, mientras que la vanguardia del partido colectiviza la propiedad e instituye el comunismo.
La teoría de la explotación de Marx divide a la gente en dos clases opuestas: la burguesía con capital y el proletariado sin capital. De hecho, desde que surgieron las sociedades industrializadas, la movilidad social se ha incrementado rápidamente. La movilidad social en la época de Marx (de principios a mediados del siglo XIX) era similar a la de la década de 1970 tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos [40]. El cambio de clases es un proceso dinámico; un supuesto miembro del proletariado ya no se encuentra entre el proletariado si compra acciones públicas en una empresa, por ejemplo. Si la asignación de la clase de cada persona puede cambiar tan fácilmente, los intentos de dividir a la gente en grupos como este no tienen otro propósito más que el de incitar el odio entre clases.
En China, la Unión Soviética y los Estados comunistas de Europa del Este, los Partidos Comunistas han robado tierras, linchado a terratenientes y robado fábricas a dueños de empresas. Asesinaron a “enemigos de clase” y confiscaron patrimonios de generaciones, emprendiendo campañas de terrorismo de Estado contra el pueblo. Toda esa maldad fue el resultado de estas teorías comunistas llenas de odio. Mientras tanto, los estándares morales tradicionales y la creencia en dioses, santos y otras figuras espirituales fueron catalogados como parte de la “clase explotadora” y fueron atacados y erradicados.
Las teorías de Marx han sido ampliamente criticadas en los círculos económicos y filosóficos. A continuación presentamos unos pocos ejemplos que ilustran lo absurda que es la teoría de la explotación de Marx.
Marx argumenta que el trabajo genera valor, y que el valor está determinado por el tiempo de trabajo necesario para su producción. Esta teoría es ridícula. El valor de un producto no es parte de sus propiedades intrínsecas. La mayoría de las veces, la gente añade un elemento subjetivo a cada producto –especialmente la oferta y la demanda.
Muchos economistas han explorado el proceso de valoración, y a diferencia de la estrecha doctrina de Marx, la mayoría de los economistas creen que en la creación del valor participan numerosos factores, incluyendo la tierra, el capital, el trabajo, la ciencia y la tecnología, la gestión, el riesgo de inversión, etc. Las actividades económicas son un sistema complejo que involucran diferentes eslabones en la cadena de producción. Diferentes factores de producción tienen ciertos requisitos de gestión, y diferentes personas tienen diferentes roles, todos los cuales son indispensables para toda la cadena y contribuyen a la creación del “valor residual”.
Por ejemplo, el dueño de una empresa planea gastar un millón de dólares para contratar a dos ingenieros para que diseñen y produzcan un nuevo juguete. También contrata a un publicista para que promueva el nuevo juguete. Dos años después, el nuevo juguete se hace popular y obtiene cincuenta millones de dólares en ganancias. ¿Fue el trabajo de los ingenieros y del publicista el que creó el valor residual de cincuenta millones de dólares? Por supuesto que no. La razón de que el nuevo juguete gane millones es que la gente quiso comprarlo. La comprensión del mercado por parte del dueño de la empresa, su capacidad de organizar y gestionar a sus empleados, y su valentía para arriesgarse también contribuyeron al valor del juguete.
Supongamos que la creatividad del juguete provenga de uno de los ingenieros, entonces, ¿acaso el valor residual de cincuenta millones de dólares proviene del hecho de que el dueño de la empresa explotó la creatividad del ingeniero sin dar nada a cambio? Por supuesto que no. Si el ingeniero creyera que su creatividad no estaba siendo debidamente recompensada, podría encontrar otra empresa que le pague más.
En un libre mercado, eventualmente se logra un equilibrio entre habilidad y ambición por un lado, y capital por otro. Los empresarios que buscan ganancias irracionales perderán ante la competencia o no podrán captar talentos. Además, ya que el retorno del capital invertido retrasa los gastos u otra aplicación de dicho capital, las ganancias también se deben a los esfuerzos del inversor. Por lo tanto, es normal que a cambio se obtenga una suma adicional. El principio no es diferente a prestar dinero con intereses.
También hay muchos factores “accidentales” involucrados en la decisión del valor de un producto. Tales factores accidentales solo se pueden explicar de manera razonable mediante un marco de referencia basado en creencias y cultura tradicionales.
En ciertas situaciones, la creación y destrucción de valor puede no tener ninguna relación con el trabajo. Un diamante que actualmente vale diez millones de dólares podría no haber valido nada hace cinco mil años porque nadie lo quería. Un terreno infértil heredado de un abuelo podría de repente valer cien veces más gracias a la prosperidad de una ciudad cercana o al descubrimiento de metales de tierras raras bajo tierra. En estos casos, el incremento del valor no implica trabajo. Una riqueza tan grande e inesperada es simplemente una cuestión de tener buena fortuna. Tanto las culturas tradicionales de Occidente como de Oriente reconocen que la fortuna es una forma de bendición divina.
A fin de demostrar la “racionalidad” y “necesidad” de la propiedad pública, Marx elaboró la teoría de la explotación basada en la plusvalía, la cual convirtió a las actividades económicas que la gente emprende como parte normal de la vida en un comportamiento negativo e inmoral. Su teoría derramó odio y desprecio al orden económico existente como parte de su intento por socavarlo y derribarlo.
De hecho, los empresarios y los trabajadores, los terratenientes y los campesinos, forman una comunidad con intereses en común. Su relación debería ser de cooperación e interdependencia; cada grupo apoya al otro para sobrevivir. Marx exageró deliberadamente las diferencias entre clases, viéndolas como absolutas, como si fuera una rivalidad entre enemigos mortales.
Entre los empresarios hay personas buenas y malas, del mismo modo que entre los trabajadores. En el intercambio económico, quien debería ser denunciado y sancionado es cualquier persona que viole los estándares éticos. La base para juzgar debería ser el carácter moral, no la riqueza.
La gente puede cambiar su estatus económico y social mediante sus propios esfuerzos. Los trabajadores pueden convertirse en inversionistas mediante la acumulación de capital. Los inversionistas pueden convertirse en trabajadores si las inversiones no salen bien. El rol de los trabajadores y los inversionistas en la sociedad moderna suele cambiar. Mucha gente también puede tener ambos roles, colocando a sus ganancias en una capacidad de producción a futuro, creando así empleos, aumentando la riqueza social y beneficiando al público en general. Incluso el fundador del movimiento de sindicatos de Estados Unidos dijo: “El peor crimen contra los trabajadores es una empresa que no genera ganancias”. [41]
La absurda “teoría de la plusvalía” le coloca la etiqueta de “explotación” a las actividades normales de terratenientes y capitalistas. Esta ha incitado un odio incalculable, ha trastocado el pensamiento, ha promovido la lucha y ha destruido la vida de millones.
6. Odio y envidia: El origen del igualitarismo absoluto
El comunismo promueve el igualitarismo absoluto. En la superficie esto puede sonar como un objetivo noble, lo que hace que muchos crean ciegamente que es algo recto. En realidad, suscita el odio y la envidia, ya que la gente que cree en el igualitarismo absoluto no puede tolerar el éxito ajeno, que otros tengan más dinero y tengan una mejor vida, un trabajo más fácil o condiciones de vida con más lujos. Todos deben ser iguales, y quienes creen en el igualitarismo absoluto dicen: “yo debo tener lo que tú tienes, y yo debo obtener lo que tú obtienes”. En semejante visión de la vida, todos son iguales y el mundo entero es igual.
El igualitarismo absoluto se refleja principalmente en al menos dos formas. Primero, cuando la gente todavía no es igual, se la insta a sentirse insatisfecha con su estatus económico. La gente comienza a codiciar lo que tienen los otros e incluso buscan obtenerlo con medios violentos o inapropiados. En casos extremos, destruyen la propiedad ajena y llegan a matar para volverse ricos.
La peor manifestación de estas tendencias es la revolución violenta. A fin de provocar insatisfacción, Marx divide a la sociedad en dos clases opuestas: quienes poseen los medios de producción y quienes no. En el campo, esto se convierte en el terrateniente y el campesino; en la ciudad es el empresario y el trabajador. El objetivo es incitar el odio de clases y usar a quienes supuestamente se ven privados de un derecho para llevar a cabo la revolución violenta. Los terratenientes son ricos y los campesinos son pobres, ¡tomen su riqueza! ¡Todos deberían ser ricos! Así fue que el Partido Comunista Chino instó a los campesinos a participar en la “reforma de la tierra”, es decir, atacar a los terratenientes y dividir la tierra. Si los terratenientes se rehusaban, eran asesinados. El Partido Comunista primero incitó a vándalos para causar problemas, luego alentó a los campesinos a sublevarse y atacar a la clase terrateniente. Así rodaron las cabezas de millones de terratenientes.
Segundo, una vez que los grupos básicamente han alcanzado el grado de “igualdad” –si hay beneficios, se dividen entre todos– cualquiera que se diferencie es penalizado. Todos son tratados de la misma manera sin importar si uno trabaja más, trabaja menos o directamente no trabaja. Esto no reconoce un principio universal: aunque la gente puede parecer similar en la superficie, la verdad es que la personalidad, el intelecto, la fuerza física, la moral, la ocupación, el rol, la educación, las condiciones de vida, la resiliencia y la perseverancia, el ingenio, etc, son diferentes en cada persona, y lo que cada uno contribuye a la sociedad también es diferente. Entonces, ¿por qué todos deberían tener el mismo resultado? En este sentido, la desigualdad es en realidad la verdadera igualdad, mientras que la igualdad absoluta que persigue el comunismo es la verdadera desigualdad y la verdadera injusticia.
Los antiguos chinos decían que Cielo recompensará a cada uno según cuánto se esfuerce. El igualitarismo absoluto es imposible de alcanzar en el mundo real.
Bajo la cubierta del igualitarismo, los perezosos se benefician, mientras que quienes trabajan duro y tienen talento son penalizados, e incluso otros los resienten y los miran con odio. Todos disminuyen su ritmo para igualar la velocidad del más lento. Esto causa que todos se vuelvan perezosos, que esperen que alguien más contribuya algo para así aprovecharse y sumarse a ello, obteniendo algo a cambio de nada o robando a otro. El resultado es una decadencia moral generalizada.
El odio y la envidia que motivan al igualitarismo absoluto son las raíces venenosas de la perspectiva económica del comunismo. En la naturaleza humana hay bien y mal. Las creencias occidentales hacen referencia a los siete pecados capitales, mientras que la cultura oriental enseña que el hombre tiene tanto la naturaleza Buda como la naturaleza demonio. La naturaleza Buda se manifiesta como bondad, la capacidad de aguantar penalidades y tener consideración hacia los demás. La naturaleza demonio se manifiesta como egoísmo, pereza, envidia, malicia, odio, ira, lujuria, tiranía, desprecio por la vida, además de incitar la discordia y causar problemas, difundir rumores, obtener algo a cambio de nada, etc.
La perspectiva económica adoptada por el comunismo estimula deliberadamente la naturaleza demoníaca, amplificando así la envidia, codicia, pereza y otros factores malignos, haciendo que las personas pierdan su humanidad y abandonen los valores tradicionales sostenidos durante miles de años. Amplifica lo peor de la naturaleza humana y convierte a las personas en revolucionarios comunistas.
En la Teoría de los sentimientos morales, el economista y filósofo del siglo XVIII Adam Smith dijo que la moral es la base para la prosperidad de la humanidad. Observar las reglas generales de la moral “es un requisito para la mismísima existencia de la sociedad humana, la cual podría desmoronarse por completo si la humanidad en general no estuviera conmovida con reverencia hacia tales importantes reglas de conducta”. [42]
Lawrence Kudlow, director del Consejo Nacional Económico de EE. UU., cree que la prosperidad económica debe existir a la par de la moral. Él escribió en 1977 que si Estados Unidos pudiera acatar el “principio más importante” –cumplir con los valores morales sobre los que se fundó la nación– el desarrollo de EE. UU. sería ilimitado. [43]
a. Igualitarismo económico: un trampolín al comunismo
Bajo la influencia del igualitarismo absoluto, hay fuertes voces pidiendo “justicia social” en Occidente, además de leyes para el salario mínimo, discriminación positiva y demás demandas. Detrás de esas demandas hay un deseo por la igualdad de resultados, del cual se aprovechan los elementos del comunismo. Desde la perspectiva comunista, no importa si estos grupos vulnerables obtienen la igualdad o si su estatus social mejora. Ellos son meramente los peones para incitar el resentimiento.
Si los comunistas obtienen lo que exigen, entonces simplemente pedirán igualdad en otras cosas, sin fin. Si no consiguen lo que exigen, reforzarán las nociones de la gente sobre lo justa que es la igualdad, y lo convertirán en una de sus plataformas principales para tener más influencia. Debido a que el comunismo incita el resentimiento en varias áreas y a través de muchos medios diferentes, si se deja que se propague desenfrenadamente, el resultado inevitable será el desorden social. Los comunistas siempre podrán encontrar grupos vulnerables y exigirán igualdad económica o social para ellos, repitiendo el proceso hasta que se abra el camino al comunismo.
Además, la implementación de estas políticas suele dar como resultado lo opuesto a lo que se pretendía. Quienes se suponía iban a ser protegidos por las políticas son los que salen perdiendo. Tomemos por ejemplo la ley del salario mínimo: en la superficie, su objetivo es proteger los derechos de los trabajadores, pero su efecto es que muchas empresas dejan de contratar gente porque deja de ser conveniente económicamente. Como resultado, los trabajadores pierden sus empleos. Al eliminar los empleos con salarios bajos también se pierde el proceso de desarrollar habilidades, ya que los jóvenes y los que se inician en una ocupación tienen menos oportunidades de capacitarse y ganar experiencia para así poder ascender a empleos mejor remunerados. El principio de que todos son iguales también viola la teoría económica y da lugar a una excesiva intervención del gobierno.
La gente también usa la excusa de “igual paga por igual trabajo” para exigir una revolución social basada en la lucha contra el racismo y el machismo. Citan estadísticas y dicen, por ejemplo, que el sueldo promedio de los hombres de raza negra es menor al sueldo promedio de los hombres blancos, que el sueldo promedio de las mujeres es menos que el sueldo promedio de los hombres, y que estas discrepancias son el resultado del racismo y del machismo. En realidad, tales comparaciones no son adecuadas. Algunas investigaciones hallaron que las parejas negras casadas que tienen títulos universitarios ganaron un poco más que sus contrapartes blancas [44]. Tras décadas de tácticas comunistas para destruir la familia tradicional y promover la ayuda social, este tipo de familias entre los negros son relativamente menos, y esta es la razón principal para las discrepancias generales que hay entre las razas con respecto al poder adquisitivo. Hacer comparaciones significativas y precisas debería ser el sentido común, pero los elementos comunistas tienden a incitar la discordia y la lucha, lo que provoca que la gente no vea las cosas de manera racional.
Al comunismo no le importa el bienestar de los grupos vulnerables. Lo que le interesa son simplemente los lemas que arrastran a la gente por el camino hacia el comunismo, es decir, hacia la destrucción.
b. El comunismo utiliza a los sindicatos para afectar a las sociedades libres
La pérdida de empleos en las fábricas de Estados Unidos en las últimas décadas es un fenómeno conocido, pero muchas personas no se dan cuenta de que los sindicatos, que fueron apropiados por causas izquierdistas, son uno de los principales culpables. Muchos de los sindicatos dicen estar ayudando a que la clase trabajadora obtenga beneficios, pero en realidad muchas veces hacen lo opuesto. Esto se hace evidente al revisar la historia de los sindicatos y la transformación de su misión.
En sus comienzos, los sindicatos fueron fundados por miembros de la clase trabajadora con pocas o nulas habilidades, con el propósito de negociar con los jefes. Hasta cierto grado, un sindicato es capaz de negociar y resolver conflictos entre trabajadores y dueños. Pero los elementos comunistas se apoderaron de los sindicatos y los convirtieron en una herramienta para promover a los movimientos comunistas y sus políticas. Los sindicatos se convirtieron en un arma poderosa para destruir la libre empresa y librar una lucha política.
Friedrich Engels escribió sobre el tema: “Se acerca rápidamente el momento en que la clase trabajadora habrá entendido que la lucha por salarios altos y menos horas, y toda la acción de los Sindicatos como se está llevando a cabo ahora, no es el fin en sí mismo, sino un medio, un medio muy necesario y efectivo, pero tan solo uno de los varios medios hacia un fin más alto: la abolición total del sistema de salarios”. [45]
Lenin creía que la formación y legalización de los sindicatos era un medio importante para que la clase trabajadora le arrebatara el control a la clase “capitalista” y que los sindicatos se convertirían en un pilar del Partido Comunista y una fuerza principal en la lucha de clases.
En un discurso, Lenin propuso que los sindicatos se convirtieran en “una escuela de administración, una escuela de gestión económica, una escuela de comunismo” y en un lazo entre el Partido Comunista y las masas. La tarea diaria del sindicato era convencer a las masas de hacer la transición de capitalismo a comunismo. “Los sindicatos son un ‘reservorio’ de poder del Estado”, escribió. [46]
Entre mediados y fines del siglo XIX, fuerzas comunistas y de izquierda utilizaron a los sindicatos para incitar a que los trabajadores emprendieran huelgas a gran escala, hicieran fuertes reclamos a los dueños e incluso tomaran medidas violentas, como destruir maquinarias y fábricas. En octubre de 1905, más de 1.7 millones de trabajadores en Rusia participaron de una huelga política nacional que paralizó la economía del país. Durante ese periodo se formó un sindicato particularmente agresivo, el Grupo Central de Trabajadores, que se convirtió en el principal precursor del Sóviet de Petrogrado, un “consejo” de trabajadores y soldados que tuvo un rol principal como vehículo para la Revolución Rusa. [47]
Los sindicatos en países occidentales y desarrollados también están ampliamente infiltrados y son utilizados por elementos comunistas. La relación entre trabajadores y jefes es simbiótica, pero los comunistas intentan provocar, expandir e intensificar la discordia entre ellos. Los sindicatos son utilizados para intensificar los conflictos durante el proceso de negociación entre directivos y trabajadores. Además, los sindicatos justifican e intensifican el lado conflictivo de la relación entre jefes y empleados y lo utilizan para legitimar su propia existencia. A partir de ese entonces, los sindicatos inflaman la insatisfacción de los trabajadores y culpan a los “capitalistas” de todos los problemas. Esto ha sido fundamental para la supervivencia de los sindicatos.
En la superficie, los sindicatos luchan por los intereses de los trabajadores, pero de hecho están afectando la competitividad industrial. Hay dos razones para esto. Primero, bajo el pretexto de proteger los derechos e intereses de los trabajadores, los sindicatos hacen que sea difícil para las empresas despedir a los empleados que no hacen bien su trabajo y producen poco. Esto incentiva una cultura de pereza. Esto no solo es injusto para los empleados que trabajan diligentemente, sino que los hace menos activos. El factor más importante para el crecimiento de una empresa son sus trabajadores, pero con el sindicato amparando a los empleados que no rinden bien, las empresas pierden su competitividad. Las empresas que no cumplen las exigencias del sindicato se convierten en objetivos de la lucha, incluyendo huelgas y protestas, que afecta aún más sus operaciones. El poderoso Sindicato de Trabajadores Automotrices convocaba constantemente huelgas en Detroit. Antes de la crisis financiera de 2008, el sindicato demandó USD 70 por hora en salario y beneficios. Como consecuencia, la industria automotriz de EE. UU. estuvo al borde de la bancarrota. [48]
Segundo, con el pretexto de proteger las prestaciones sociales de los empleados (incluyendo pensiones, seguro médico, etc), los sindicatos aumentan constantemente los costos de las empresas. Esto obliga a las empresas a limitar su crecimiento y reducir su inversión en investigación y desarrollo, lo cual afecta su competitividad. También da como resultado que las empresas tengan que aumentar los precios de los productos, lo cual también afecta los intereses del consumidor. Estudios demuestran que esta es la razón por la que empresas sin sindicatos, como Toyota y Honda, son capaces de producir automóviles de gran calidad a menor costo, y por qué las fábricas automotrices con sindicatos en Detroit se volvieron menos competitivas. [49]
Tal como dijo Edwin Feulner, fundador del centro de estudios Heritage Foundation en Estados Unidos, sobre los sindicatos: “Estos funcionan como una cruz que debe cargar la empresa –la hacen menos flexible, menos capaz de reaccionar sabiamente a las demandas de un mercado cambiante”. [50]
La pérdida de oportunidades de empleo en las fábricas de EE. UU. es de público conocimiento, pero muchos no saben que los sindicatos son una de las fuerzas impulsoras principales para la pérdida de empleos. Los trabajos sindicalizados en fábricas cayeron un 75% entre 1977 y 2008, mientras que el empleo no sindicalizado en fábricas aumentó un 6% en ese periodo, de acuerdo con un informe de Heritage Foundation.
La situación en el sector de la construcción es similar. Un informe realizado por el investigador James Sherk de Heritage Foundation dice: “A diferencia del sector manufacturero, la industria de la construcción ha crecido considerablemente desde fines de los 70. Sin embargo, teniendo todo en cuenta, dicho crecimiento se ha dado exclusivamente en empleos no sindicalizados, los cuales se incrementaron en un 159% desde 1977. Los trabajos en la construcción sindicalizados cayeron un 17%”. [51]
Además, los sindicatos son las herramientas empleadas por los elementos comunistas para promover el igualitarismo en las empresas. Sherk señala que los sindicatos exigen que las empresas paguen salarios según la antigüedad del servicio del empleado (como se hace en países socialistas) sin considerar la contribución del empleado a la empresa o su desempeño. “Los contratos sindicales comprimen los salarios: suprimen los salarios de los trabajadores más productivos y aumentan los salarios de los menos competentes”. [52]
La idea aquí es la misma que la del igualitarismo absoluto del comunismo, que en definitiva se trata de la redistribución de la riqueza entre los empleados de la empresa. La interferencia en la toma de decisiones interna de las empresas y el monopolio del mercado laboral erosiona el libre mercado.
La agresiva defensa que hacen los sindicatos sobre lo que ellos describen como el beneficio de los trabajadores termina favoreciendo a algunos trabajadores sobre otros y pone un freno a empresas en particular y a la economía en general. Una encuesta realizada en 2005 mostró que “la mayoría de los hogares con sindicatos desaprueban los sindicatos estadounidenses” y que “la razón principal de su desaprobación nunca se habla abiertamente en la prensa sindical ni se menciona en convenciones sindicales”. [53]
Muchos sindicatos infiltrados por el comunismo, guiados por el movimiento progresista, se han convertido en herramientas para librar la lucha contra el libre mercado. La corrupción y los intereses personales son algo común entre los líderes sindicalistas. Su batalla contra lo que ellos llaman “injusticia” en el trabajo crea una carga en la industria y la productividad, e impide la reforma corporativa y los intentos racionales por optimizar la manufactura, los servicios, la educación, la burocracia del gobierno, y demás. Políticamente, la izquierda usa el apoyo de los sindicatos para promover sus movimientos sociales y sembrar discordia en la sociedad.
7. Los ‘ideales’ comunistas: tentar al hombre para que se dirija hacia su propia destrucción
A pesar de que la teoría comunista está llena de agujeros y contradicciones, muchos aún son engañados por esta. Esto es porque Marx describió al comunismo como un paraíso utópico que toda la gente del mundo podría disfrutar. Estas son la fantasía y el espejismo principales. Su descripción incluye una “enorme abundancia material” y estándares morales muy superiores para la sociedad. Cada personas trabajaría “según su capacidad” y recibiría “según su necesidad”. No habría propiedad privada, ni brecha entre ricos y pobres, no habría una clase dominante, no habría explotación. Habría libertad e igualdad para todos, y cada persona podría desarrollar sus talentos particulares. La vida sería maravillosa.
Este conjunto de argumentos engañosos sedujo a muchos para que lucharan por ellos. Muchos occidentales nunca han pasado por la trágica experiencia de vivir en un Estado totalitario. Aún mantienen la falsa esperanza de un paraíso comunista, así es que echan leña al fuego promoviendo ideas comunistas y socialistas.
De hecho, todas las ideas planteadas por Marx son espejismos peligrosos. El marxismo dice que una sociedad comunista disfrutaría de una superabundancia de bienes materiales. Sin embargo, los deseos y anhelos del ser humano no tienen fin. Con la restricción de un limitado conocimiento humano, limitadas horas de trabajo y limitados recursos, es inevitable que haya escasez y privación. Este es el punto de partida más básico para todos los estudios económicos. Sin estas restricciones, la gente no tendría que ponerse a explorar qué tipo de método de producción es más eficiente, ya que la supuesta superabundancia proveería a todos y puede ser despilfarrada a voluntad.
El marxismo también dice que los estándares morales mejorarían mucho en una sociedad comunista. Sin embargo, el bien y el mal coexisten en cada persona, y mejorar los estándares morales de una sociedad requiere la guía de valores y creencias rectos, además de esfuerzos personales para mejorar. Lo que el marxismo enseña es el ateísmo y la lucha de clases, lo cual aumenta el lado malvado del hombre. No se le permite a la gente tener libertad de creencia, y la religión es solo una herramienta política del Partido Comunista. Aún más, con el comunismo, las instituciones religiosas son utilizadas para salvaguardar la tiranía, engañar al mundo, resistirse y oponerse a lo divino, y alejar a la gente aún más de lo divino. Sin una creencia recta en lo divino y sin autodisciplina, la moral solo puede ir cuesta abajo. Además, una vez que obtienen el poder, todos los líderes comunistas resultan ser tiranos –arrogantes, lascivos y completamente faltos de ética. Esperar que los estándares morales de sus seguidores mejoren tanto es algo contrario a la razón.
El marxismo también proclama que habrá igualdad para todos. Pero tal como fue planteado antes, el socialismo inevitablemente lleva al totalitarismo. El poder es la base para la distribución de los recursos, sin embargo, la distribución del poder en un Estado totalitario es la más injusta. Por lo tanto, la distribución de recursos bajo el totalitarismo también será la más injusta. En todos los países donde rige o ha regido el socialismo, la gente ve cómo se forma un estrato privilegiado, además de brechas extremas entre ricos y pobres y la supresión del pueblo por parte del Estado. Los recursos se agotan con fines militares y se le quita a la gente sus pertenencias para hacer más poderosa a la clase privilegiada, mientras que la mayoría debe trabajar en la pobreza.
El marxismo engaña a la gente con la promesa “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad” [54]. El comunismo engaña a la gente al prometerle que cada miembro de la sociedad puede poner en práctica sus habilidades plenamente. En las economías socialistas, la gente es incapaz de actuar a voluntad según su propia capacidad, ya que no tienen libertades básicas.
El marxismo dice que la división del trabajo crea hostilidades. Pero de hecho, la división del trabajo es necesaria para cualquier sociedad. Adam Smith explica en La riqueza de las naciones que la división del trabajo puede aumentar mucho la productividad y promover la prosperidad. Las diferencias creadas por la división del trabajo no necesariamente son conflictos, ni producen necesariamente hostilidad o despersonalización. Personas de todos los ámbitos, sin importar su posición, pueden elevar su moral, contribuir a la sociedad y colaborar en brindar felicidad a la humanidad.
Por otro lado, el comunismo utiliza la búsqueda de bondad de las personas para engañarlas y hacer que se conviertan en fanáticos religiosos de la ideología comunista. Utiliza la búsqueda de bondad como su bandera para alejar a la gente de lo divino. Contamina la mente de las personas, refuerza su naturaleza demoníaca y las lleva a cometer todo tipo de crímenes. Bajo su influencia, la gente se entrega a los placeres materiales mientras hace a un lado las creencias más elevadas y nobles relacionadas al verdadero propósito de la vida. El comunismo envenena todo lo que toca y masacra a la gente de a millones, como se ha visto en cada país donde llegó al poder. Si la gente del mundo no despierta ahora, las consecuencias que enfrentarán serán horripilantes.
Moralidad, prosperidad y paz
Buscar la felicidad es parte de la naturaleza humana. Una economía próspera puede traer felicidad, pero la economía no existe aislada de todo lo demás. Cuando el camino del desarrollo económico se desvía de la ética y la moral, puede acontecer una crisis económica. Una sociedad que meramente tiene riqueza no solo es incapaz de provocar alegría y felicidad, sino que la prosperidad no durará mucho. A medida que se desploma la base ética y moral, lo que le sigue es un resultado desastroso.
En 2010, el Diario del Pueblo, portavoz del régimen chino, reportó que a pesar del desarrollo económico, el Índice de Felicidad Nacional Bruta de Forbes había estado disminuyendo cada año en China. La segunda economía del mundo está plagada de corrupción, contaminación ambiental e incidentes de salubridad alimentaria, haciendo que el pueblo chino se sienta extremadamente inseguro sobre su vida. En este caso, la riqueza se ha incrementado pero la moral y la felicidad han disminuido.
Esto refleja el fallo fatal del comunismo: los seres humanos no se componen únicamente de carne y hueso, sino que son mucho más mente y espíritu. Lo divino trazó el camino que debería tomar la vida humana. Los chinos dicen: “cada mordisco y cada sorbo están predestinados”, algo similar al concepto espiritual occidental del “destino”. La gente que cree en lo divino entiende que la riqueza es una bendición que les otorga su Creador. Prestan atención a tener un corazón humilde y agradecido, y por lo tanto están satisfechos y felices.
En el fatídico Titanic que se hundió en 1912 viajaba el millonario John Jacob Astor IV, cuya fortuna podría haber construido treinta Titanics. Sin embargo, al enfrentarse a la muerte, eligió lo que creyó moralmente correcto y protegió a mujeres y niños: les dio su lugar en el último bote salvavidas a dos niños aterrados [55]. De manera similar, Isidor Straus, uno de los dueños de la tienda departamental Macy’s, dijo: “No me iré antes que otros hombres”. Su esposa, Ida, también se rehusó a subirse al bote salvavidas, y le ofreció su lugar a Ellen Bird, su nueva criada. Ida decidió pasar sus últimos momentos junto a su marido. [56]
Estas personas de gran riqueza decidieron poner a los valores tradicionales y a su fe por encima de la oportunidad de salvar sus patrimonios y sus vidas. Su elección de la moral y la justicia manifiesta el esplendor de la civilización humana y la naturaleza del ser humano: un carácter noble vale más que la vida misma, que a su vez es más valiosa que los bienes materiales.
El Sr. Li Hongzhi, fundador de Falun Dafa, escribió en “Riqueza y virtud”:
La doctrina de gobernantes y oficiales debe ser traer riqueza al pueblo, pero promocionar la adoración al dinero es la peor política que uno podría adoptar. El ser rico sin virtud daña a todos los seres vivientes, mientras que ser rico y virtuoso es lo que todas las personas anhelan. Por esta razón, uno no puede ser rico sin practicar la virtud.
La virtud se acumula en las vidas pasadas. Convertirse en un rey, un funcionario o un millonario, todo viene de la virtud. Sin virtud, no se puede obtener nada; al perder la virtud, se pierde todo. Por eso, quienes buscan poder y riqueza deben primero acumular virtud. Por medio de sufrir penalidades y hacer buenas obras, uno puede acumular virtud. Para lograr esto, uno debe comprender el principio de causa y efecto. Entendiendo esto, los gobernantes y el pueblo podrán ejercer autodominio en sus corazones, y la prosperidad y la paz entonces prevalecerán bajo el Cielo. [57]
Si la humanidad mantiene los valores antes mencionados con respecto a la riqueza y la vida, los desafíos económicos originados por la codicia, la pereza y la envidia de los seres humanos se verán reducidos considerablemente. Una vez que la humanidad suprima sus deseos egoístas, la ideología del comunismo ya no podrá tentar al corazón humano, y los estándares morales se mantendrán altos.
El espectro del comunismo hizo planes intrincados para destruir a la humanidad. Sus planes económicos son solo una parte de la historia. Para liberarnos del control de los “ideales” comunistas, debemos exponer la conspiración, identificar los mensajes fraudulentos y dejar de tener esperanzas en esta ideología en ruinas. También necesitamos restaurar los valores tradicionales y recuperar la moral y la virtud. Así, la humanidad será capaz de acoger una prosperidad y felicidad perpetuas y alcanzar la verdadera paz. La civilización humana luego resplandecerá con un nuevo vigor.
A continuación: Capítulo 10.
Actualizado el 12 de junio de 2020.
Referencias
29. M. Szmigiera, “Direct Investment Position of the United States in China from 2000 to 2018,” Statistica.com, September 2, 2019, https://www.statista.com/statistics/188629/united-states-direct-investments-in-china-since-2000.
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31. U.S. Commission on the Theft of American Intellectual Property, “Update to the IP Commission Report: The Theft of American Intellectual Property: Reassessments of the Challenge and United States Policy,” (Washington DC: The National Bureau of Asian Research, February 2017), http://www.ipcommission.org/report/IP_Commission_Report_Update_2017.pdf.
32. Chris Strohm, “No Sign China Has Stopped Hacking US Companies, Official Says,” Bloomberg, November 18, 2015, https://www.bloomberg.com/news/articles/2015-11-18/no-sign-china-has-stopped-hacking-u-s-companies-official-says.
33. Kurt Biray, “Communist Nostalgia in Eastern Europe: Longing for the Past,” Open Democracy, November 10, 2015, https://www.opendemocracy.net/can-europe-make-it/kurt-biray/communist-nostalgia-in-eastern-europe-longing-for-past.
34. John Polga-Hecimovich, “The Roots of Venezuela’s Failing State,” Origins 10, no. 9 (June 2017), http://origins.osu.edu/article/roots-venezuelas-failing-state.
35. José Niño, “Venezuela Before Chavez: A Prelude to Socialist Failure,” Mises Wire, May 4, 2017, https://mises.org/wire/venezuela-chavez-prelude-socialist-failure.
36. John Bissett, “Hugo Chavez: Revolutionary Socialist or Leftwing Reformist?” Socialist Standard 101, no. 1215 (November 2005), http://socialiststandardmyspace.blogspot.com/2015/05/hugo-chavez-revolutionary-socialist-or.html.
37. Julian Adorney, “Socialism Set Fire to Venezuela’s Oil Crisis,” Real Clear World, August 29, 2017, https://www.realclearworld.com/articles/2017/08/29/socialism_set_fire_to_venezuelas_oil_crisis_112520.html.
38. José Niño, “John Oliver is Wrong About Venezuela — It’s a Socialist Country,” Mises Institute, May 30, 2018, https://mises.org/wire/john-oliver-wrong-about-venezuela-%E2%80%94-its-socialist-country.
39. Chris McGreal, “Zimbabwe’s Inflation Rate Surges to 231,000,000%,” The Guardian, October 9, 2008, https://www.theguardian.com/world/2008/oct/09/zimbabwe.
40. Jason Long, “The Surprising Social Mobility of Victorian Britain,” European Review of Economic History 17, no. 1 (February 1, 2013): 1–23, https://doi.org/10.1093/ereh/hes020.
41. Michael Rothschild, Bionomics: Economy as Ecosystem (Washington, DC: Beard Books, 2004), 115.
42. Adam Smith, The Theory of Moral Sentiments (Malta: Gutenberg Publishers, 2011).
43. Lawrence Kudlow, American Abundance: The New Economic and Moral Prosperity (New York: HarperCollins Publishers, 1997).
44. Thomas Sowell, Economic Facts and Fallacies (New York: Basic Books, 2008), 174.
45. Friedrich Engels, “Trades Unions,” The Labour Standard, May 28, 1881, Marxists Internet Archive, accessed April 20, 2020, https://www.marxists.org/archive/marx/works/1881/05/28.htm.
46. Vladimir Lenin, “The Trade Unions, The Present Situation and Trotsky’s Mistakes,” in Lenin’s Collected Works, trans. Yuri Sdobnikov (Moscow: Progress Publishers, 1965), 32:19–
42, Marxists Internet Archive, accessed April 20, 2020, https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1920/dec/30.htm.
47. Lü Jiamin 呂嘉民, “Liening gonghuixueshuo shi” 列寧工會學說史 [“A History of Leninist Theory on Unions”], (Liaoning People’s Press, 1987). [In Chinese].
48. James Sherk, “What Unions Do: How Labor Unions Affect Jobs and the Economy,” The Heritage Foundation, May 21, 2009, https://www.heritage.org/jobs-and-labor/report/what-unions-do-how-labor-unions-affect-jobs-and-the-economy.
49. Ibid.
50. Edwin J. Feulner, “Taking Down Twinkies,” The Heritage Foundation, November 19, 2012, https://www.heritage.org/jobs-and-labor/commentary/taking-down-twinkies.
51. Sherk, “What Unions Do.”
52. Ibid.
53. Steve Inskeep, “Solidarity for Sale: Corruption in Labor Unions,” National Public Radio, February 6, 2007, https://www.npr.org/templates/story/story.php?storyId=5181842.
54. Karl Marx, “Critique of the Gotha Programme,” in Marx & Engels Selected Works (Moscow: Progress Publishers, 1970), 3:13–30, via Marxists Internet Archive, April 20, 2020, https://www.marxists.org/archive/marx/works/1875/gotha/ch01.htm.
55. Children on the Titanic. Directed by Keith Wootton. Marina Del Rey, CA: Vision Films, 2014.
56. Isidor Straus, The Autobiography of Isidor Straus (Smithtown, NY: The Straus Historical Society, 2011), 168–176.
[57] Li Hongzhi, “Riqueza y Virtud”, Escrituras esenciales para mayor avance, 27 de enero de 1995, http://es.minghui.org/s/docs/jjyz_02.htm.
«Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo» es un libro del equipo editorial de Nueve comentarios sobre el Partido Comunista chino.
Artículo original publicado por Epoch Times (español) AQUÍ.
Continúa con: Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo – Capítulo 10: Corrupción del sistema legal