Traducido de ZeroHedge por Tierrapura.org
La mayoría de las personas son más propensas a morir a causa de cualquier cosa bajo el sol que no sea el COVID-19.
Por primera vez, el CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades), ha intentado ofrecer una estimación real de la tasa de mortalidad general de COVID-19, y en su escenario más probable, la cifra es del 0,26%.
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Los funcionarios estiman una tasa de mortalidad del 0,4% entre los sintomáticos y proyectan una tasa del 35% de casos asintomáticos entre los infectados, lo que reduce la tasa de mortalidad por infección (del inglés infection fatality rate; IFR) global a sólo el 0,26%, casi exactamente igual a la cifra que los investigadores de Stanford estimaron hace un mes.
Hasta ahora, hemos sido ridiculizados por pensar que la tasa de mortalidad era así de baja, a diferencia del 3,4% estimado por la Organización Mundial de la Salud, lo que ayudó a impulsar el pánico y los cierres. Ahora el CDC está abiertamente de acuerdo con esta tasa más baja.
Además, en última instancia podríamos descubrir que la tasa de mortalidad es aún menor porque numerosos estudios y recuentos exactos de poblaciones confinadas han mostrado un porcentaje mucho más alto de casos asintomáticos. Con sólo ajustar a una tasa de asintomáticos del 50%, la tasa de mortalidad bajaría al 0,2%, exactamente la tasa de mortalidad que proyectó el Dr. John Ionnidis de la Universidad de Stanford.
Más importante aún, como mencioné antes, la tasa de mortalidad general no tiene sentido porque los números no están distribuidos simétricamente. Dado que al menos la mitad de las muertes fueron en asilos, un cálculo aproximado mostraría que la tasa de mortalidad por infección para los residentes que no son de asilos sería sólo del 0,1% o 1 de cada 1.000. Y eso incluye a personas de todas las edades y todos los estados de salud fuera de los asilos. Dado que casi todas las muertes son de personas con comorbilidades.
El CDC estima que la tasa de mortalidad de COVID-19 para los menores de 50 años es de 1 en 5.000 para los que tienen síntomas, lo que sería 1 en 6.725 en total, pero repito, casi todos los que mueren tienen comorbilidades específicas o condiciones subyacentes. Los que no las tienen tienen más probabilidades de morir en un accidente automovilístico. Y los niños en edad escolar, cuyas vidas, salud mental y educación estamos destruyendo, son más propensos a ser alcanzados por un rayo.
Para poner esto en perspectiva, un comentarista de Twitter yuxtapuso las tasas de mortalidad por infecciones en España separadas por edad, con la probabilidad media anual de morir de cualquier cosa para los mismos grupos de edad, basándose en datos de la Administración de la Seguridad Social. Utilizó España porque no tenemos una estimación detallada de la tasa de mortalidad por infección para cada grupo de edad de ninguna encuesta en los EE.UU. Sin embargo, sabemos que a España le fue peor que a casi todos los demás países. Estos datos están reflejados en una tasa de mortalidad del 1%, aproximadamente cuatro veces más de lo que el CDC estima para los EE.UU., así que en todo caso, las cifras correspondientes para los EE.UU. serán más bajas.
Como pueden ver, incluso en España, las tasas de mortalidad de COVID-19 para los jóvenes son muy bajas y están muy por debajo de la tasa de mortalidad anual para cualquier grupo de edad en un año determinado. Para los niños, a pesar de su corta edad, son 10 a 30 veces más propensos a morir por otras causas en un año determinado.
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Si bien es cierto que las tasas de mortalidad anuales son un indicador de las múltiples causas de muerte y que el COVID-19 es sólo un virus, aún así proporciona una perspectiva muy necesaria para una respuesta de política pública que está completamente disociada del riesgo para todas las personas, excepto para las más ancianas y enfermas del país.
Además, tenga en cuenta que estos números representan la probabilidad de morir una vez que ya se ha contraído el virus, también conocido como la tasa de mortalidad de la infección. Una vez que se combina la probabilidad de contraer el virus en primer lugar con la probabilidad de morir por él, muchas personas jóvenes tienen una mayor probabilidad de morir por un rayo.
Cuatro médicos en Canadá especialistas en enfermedades infecciosas estiman que la tasa de mortalidad individual por COVID-19 para personas menores de 65 años de edad es de seis por millón de personas, o 0,0006% – 1 en 166.666, lo que “equivale aproximadamente al riesgo de morir por un accidente automovilístico durante el mismo período de tiempo”. Estas cifras corresponden a Canadá, que registró menos muertes per cápita que los Estados Unidos; sin embargo, si se excluye de la ecuación a la ciudad de Nueva York y los condados vecinos, los dos países son prácticamente iguales. Además, recuerden que gran parte de las muertes están asociadas con las decisiones políticas suicidas de ciertos estados y países de colocar a los pacientes de COVID-19 en hogares de ancianos. Un sorprendente 62% de todas las muertes por COVID-19 se produjeron en los seis estados en los que se confirmó que se había hecho esto, a pesar de que sólo constituyen el 18% de la población nacional.
Destruimos el país entero y pusimos a la democracia en pausa por una mentira, y estas personas perpetraron un nivel de pánico sin rigor científico. ¿Alguna vez admitirán las graves consecuencias de su error?