A través de su iniciativa de La Franja y La Ruta (BRI), China ha invertido miles de millones de dólares en préstamos a los países con bajos ingresos para ayudar a construir sus proyectos masivos de infraestructura. Y ahora con la pandemia de COVID-19, la preocupación por una inminente crisis de deuda ha aumentado en los países en desarrollo, debido a que la mayoría de ellos ya se encuentran doblegados bajo la masiva deuda china.
Lanzada en 2013, la iniciativa BRI de China, también conocida como “One Belt, One Road” o “la Nueva Ruta de la Seda”, es uno de los programas de desarrollo más ambiciosos y controvertidos del mundo. En los últimos años, la iniciativa ha sido percibida como una “trampa de la deuda” debido a las prácticas de préstamos abusivos de Beijing.
La BRI ha contribuido a la acumulación sustancial de deuda externa en muchos países de bajos ingresos, según un informe reciente del Instituto de Finanzas Internacionales.
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En las últimas dos décadas, China se ha convertido en un importante prestamista global, con una deuda pendiente que excede los USD 5.5 billones en 2019, más del 6 por ciento del producto bruto interno mundial, según el informe del IIF.
La BRI ha desempeñado un papel importante en el manejo de la actividad crediticia de China en los últimos años, convirtiendo a Beijing en el mayor acreedor mundial de países de bajos ingresos. Desde su lanzamiento, la iniciativa dirigió más de USD 730,000 millones a proyectos de inversión y construcción en el extranjero en más de 112 países, de acuerdo con el informe.
Entre los países BRI, el Fondo Monetario Internacional (FMI) califica a Djibouti, Etiopía, Laos, Maldivas y Tayikistán como de “alto riesgo de sobreendeudamiento”, lo que significa que es probable que no cumplan o tengan problemas para pagar su enorme deuda.
Además, un reciente estudio académico publicado por el Instituto Kiel para la Economía Mundial sugiere que los préstamos chinos en el extranjero podrían ser más altos de lo que se informa. El estudio dice que hasta el 50 por ciento de los préstamos chinos están “ocultos”, ya que no se informan al FMI ni al Banco Mundial. Las prácticas crediticias no transparentes de China intensifican las vulnerabilidades de la deuda en los países pobres.
En medio de una inminente crisis financiera, Sri Lanka acumula actualmente más deuda china. A pesar de que el endeudado país debe hacer un reembolso de los préstamos por USD 4,800 millones este año, había llegado a un acuerdo con China por al menos USD 1000 millones en préstamos adicionales, según Nikkei Asian Review.
Sri Lanka a menudo se cita como un claro ejemplo de quedar atrapado en la deuda china y verse obligado a entregar sus activos estratégicos a China. En 2017, una empresa estatal china tomó el control del puerto de Hambantota, al sur de Sri Lanka, con un contrato de arrendamiento de 99 años luego de que el país incumpliera con sus préstamos.
“Los puertos tienen doble uso en casi todos los países, tanto para uso civil como militar”, dijo Bonnie Glick, Administrador Adjunto de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) al programa American Thought Leaders de The Epoch Times.
“Y la forma en que China ha trazado el mapa del mundo, ha estado mirando estratégicamente los puertos más valiosos primero y por lo tanto, ha estado acercándose a esos países”, dijo Glick.
Lo mismo sucedió en Djibouti, un país al este de África, señaló Glick, donde China construyó un puerto concesionario. El país está ubicado a la entrada del Mar Rojo, donde Estados Unidos tiene fuertes intereses de defensa. Casi el 10 por ciento de las exportaciones mundiales de petróleo y el 20 por ciento de todos los productos comerciales navegan a través del Canal de Suez, pasando cerca de Djibouti.
“Djibouti incumplió con su préstamo y China finalmente controla las operaciones en el puerto de Djibouti”, dijo, y llamó a la BRI “Una franja, una ruta, un viaje de ida a la deuda sin solución”.
Alivio de la deuda
Tanto el Grupo del Banco Mundial como el FMI han instado a las economías del G-20, incluida China, a proporcionar alivio de la deuda a los 76 países más pobres del mundo y permitirles redirigir los fondos para combatir la pandemia.
China es signataria de la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda acordada por las naciones del G20 que proporciona el congelamiento de los pagos de la deuda para las naciones más pobres que lo soliciten. La suspensión se extenderá desde el 1 de mayo hasta finales de este año.
Según Glick, la respuesta inicial de China a la condonación de la deuda fue positiva.
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Pero más tarde “comenzaron a poner todo tipo de condiciones sobre qué tipo de deuda se consideraría para la condonación de la deuda, tratando cuidadosamente de enhebrar la aguja para que se siguiera manteniendo la deuda bilateral” con China, dijo Glick.
Los proyectos de construcción masivos de la BRI se financian principalmente a través de una amplia gama de instituciones locales controladas por el gobierno local y el gobierno chino. Sin embargo, en los últimos años, la iniciativa se ha percibido como una trampa de la deuda, lo cual aumenta el riesgo de dificultades económicas en los países pobres, particularmente en Asia Central y del Sur.
La administración Trump ha expresado una línea dura contra las ambiciones de China de aumentar su presencia en los mercados emergentes, y la pandemia ha ampliado estas preocupaciones.
El secretario de Estado Mike Pompeo dijo que todo el mundo está despertando a los desafíos planteados por el Partido Comunista Chino (PCCh).
“China ha sido gobernada por un régimen brutal y autoritario, un régimen comunista desde 1949. Durante varias décadas, pensamos que el régimen se parecería más a nosotros a través del comercio, los intercambios científicos, el alcance diplomático, permitiéndoles ingresar a la OMC como una nación en desarrollo”, dijo a los periodistas el 20 de mayo.
“Eso no sucedió. Subestimamos enormemente el grado en que Beijing es ideológica y políticamente hostil a las naciones libres”.
Fuente: The Epoch Time en español