El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, volvió a apuntar contra China por el origen del nuevo coronavirus. “Hay una enorme cantidad de pruebas de que es allí donde comenzó”, dijo a la cadena ABC, sobre el Laboratorio de Wuhan.
Para el funcionario de Donald Trump, China “hizo todo lo posible para asegurarse de que el mundo no se enterara a tiempo” sobre COVID-19. “Fue un clásico esfuerzo de desinformación comunista”, agregó. Pompeo, además, prometió que los EEUU buscarán que el gobierno de Xi Jinping se haga responsable.
Ayer, se conoció un informe de la alianza de agencias de inteligencia “Five Eyes” compuesta además de por Estados Unidos, por el Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda y Australia, que asegura que Beijing ocultó información.
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El documento de investigación de 15 páginas afirma – como dijo Pompeo- haber encontrado pruebas de que el virus se originó en el Instituto de Virología de Wuhan, cerca del mercado húmedo del que China dice que proviene. Según el trabajo, los investigadores chinos de virus relacionados con los murciélagos estudiaron una muestra que tenía una coincidencia genética del 96% con el Covid-19 ya en 2013 y este “arriesgado” experimento descubrió en 2015 que la enfermedad era transmisible de los murciélagos a los humanos.
Uno de los aspectos más críticos del informe es la falta de transparencia de China sobre cómo se propagó la enfermedad. El expediente resalta la existencia de una “negación mortal de la transmisión entre humanos” en las primeras etapas del brote en Wuhan. De hecho, revela que China tenía “pruebas de transmisión entre humanos desde principios de diciembre”, pero siguió negando que pudiera propagarse de esta manera hasta el 20 de enero. La Organización Mundial de la Salud aceptó esas afirmaciones de Beijing sin poner reparos y aún cuando Taiwán y Hong Kong expresaron su preocupación, según el informe.
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El trabajo, también afirma que mientras el régimen chino minimizaba la amenaza del virus en la escena mundial, se esforzaba en secreto por hacer desaparecer todo rastro de la epidemia. Según el memorando de inteligencia, el 3 de enero la Comisión Nacional de Salud de China ordenó que se destruyeran las muestras de virus y emitió una “orden de no publicación” sobre el virus. El dossier, además, afirma que gobierno chino encubrió la noticia del virus silenciando o “desapareciendo” a los médicos que hablaron, destruyendo las pruebas del virus en los laboratorios y negándose a proporcionar muestras vivas a los científicos internacionales que estaban trabajando en una vacuna.
El jefe de la diplomacia estadounidense, también se pronunció sobre el episodio de tensión entre las dos coreas hoy, cuando intercambiaron disparos. Para Pompeo, los disparos lanzados desde Corea del Norte hacia su vecino del sur este sábado fueron “accidentales”. “Un puñado de disparos llegaron (a Corea del Sur) desde el Norte, creemos que fueron accidentales. Los surcoreanos dispararon de vuelta. No hubo muertes en ningún bando”, añadió.
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Los hechos ocurrieron un día después de que los medios estatales de Corea del Norte afirmaran que el dictador, Kim Jong-un, había reaparecido en público después de tres semanas de ausencia inexplicada que desataron conjeturas sobre su estado de salud.
Pompeo no informó sobre si EEUU tiene conocimiento sobre los destalles de esa ausencia. “Hemos visto las mismas imágenes de ayer que vio el resto del mundo. Parece que el presidente Kim está vivo y bien”, dijo y agregó: “Nuestra misión sigue siendo la misma, convencer a los norcoreanos de abandonar sus armas nucleares y crear un futuro más promisorio para el pueblo norcoreano”.
Fuente: Infobae